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jueves, 24 de abril de 2008

LA AUTONOMIA REVOLUCIONARIA DE CHARCAS

"UNA MIRADA AL PASADO"

Paola Revilla Orías
La autora es historiadora boliviana que radica en Suiza
Ginebra, 25 de mayo de 2006

Los hechos que motivaron el levantamiento del 25 de mayo de 1809 en la ciudad de La Plata, Sede de la Real Audiencia de Charcas, han merecido a lo largo de los años la atención de varios estudiosos que abordaron desde diversas ópticas esta insurrección popular por demás significativa para la historia boliviana e hispanoamericana (1).
No obstante, es necesario considerar que la historiografía boliviana durante el siglo XIX, y gran parte del siglo XX, adoleció de cierta tendencia a la idealización de los hechos, presentando una sucesión de incidentes que conducían inexorablemente a la independencia. Así, la historia se llenó de héroes-precursores de un destino, alimentando discursos de tinte nacionalista sobre una época en la que ni siquiera se habían dibujado las fronteras de los actuales países hispanoamericanos, y mucho menos se había elaborado su imaginario nacional. Esta lógica suele mostrar a los Estados-nación como algo ya dado sin considerar la organización política colonial, por ende no abarca la historia en su real dimensión, y mucho menos los factores coyunturales de un fenómeno revolucionario que Gunnar Mendoza llamó "una experiencia colectiva americana"(2).
En efecto, teniendo en cuenta que la jurisdicción de la Real Audiencia de Charcas llegó a extenderse desde el Cuzco por el Norte, hasta Buenos Aires por el Sur (con Tucumán y Paraguay incluidos) y desde las Costas del Pacífico (con el desierto de Atacama, por el Oeste) hasta las del Atlántico (Estuario del Río Plata, y la frontera con el Brasil por el Este), es posible afirmar como Charles Arnade que: "[…]
En Sudamérica no hubo otro organismo que ejerciera tanto poder sobre tanta tierra […]"(3). Consecuentemente, La Plata, núcleo de la dinámica de movimientos políticos, económicos, sociales y culturales de la vida charqueña, influyó en los destinos de varios de los actuales países de América del Sur: Argentina, Chile, Ecuador, Paraguay y Perú. Además, a fines de la Colonia, el conjunto charqueño era una zona geográficamente diferenciada, fluctuante entre dos fuerzas virreinales –Perú y Río de La Plata– con una posición estratégica para el comercio de la época, económicamente privilegiada, constituyendose así en un lugar apto para consolidar una entidad autónoma. Es más, su núcleo, La Plata, se había erigido desde muy temprano prácticamente en una pequeña Corte, ya que albergaba una estructura político-administrativa propia –la Real Audiencia–, eclesiástica –el Arzobispado– e intelectual –la Universidad–, cada una de muy alto rango y bien dispuesta para atender las necesidades del conjunto. Los Ministros de la Audiencia se habían mostrado particularmente conscientes de los intereses de su jurisdicción, pugnando por alcanzar mayores prerrogativas de autogestión(4).
Lo que refleja el desarrollo de cierta consciencia de pertenencia a un destino común.Por otro lado, a fines del siglo XVIII se percibe en Charcas un dinámico proceso de americanización de la composición de los órganos administrativos y de las milicias urbanas. En el plano comercial, a principios del siglo XIX España era ya incapaz de impedir que los charqueños con capital y medios de transporte comerciaran con el resto del mundo. Los frenos que intentaba imponer Cádiz sólo envilecían más las relaciones.
Los escritos del Fiscal de Charcas Victorián de Villava (1747-1802) (5) son prueba fehaciente del estado de descontento y de las ansias legítimas de vindicación de los americanos –tanto criollos y mestizos desahuciados en sus aspiraciones, como indios y negros explotados-, quienes abogaron legalmente durante años por la reforma de un Gobierno contra el que poco después se levantarían. El rechazo de la vieja Escolástica dentro de las aulas de la Universidad de San Francisco Xavier y en la Academia Carolina, en el siglo XVIII, refleja las ansias de rebelión a lo que se vivía como un sometimiento filosófico (6).

La necesidad erudita de abordar diferentes asuntos del saber desde nuevas perspectivas, motivó a muchos letrados en Chuquisaca a transgredir los límites de la censura de la época. La existencia y circulación de libros con doctrinas vedadas de la Ilustración en La Plata a fines de la Colonia nos da una idea de la savia que nutrió a la minoría intelectual de la ciudad donde se elaboró la pedagogía revolucionaria de Charcas (7).

No obstante, hay que aclarar que las armas legales de las que se valieron los doctores charqueños para justificar la resistencia al mal gobierno, las encontraron en la misma tradición filosófico-política –Santo Tomás de Aquino, Francisco Suárez- estudiada en San Francisco Xavier. El contenido de los pasquines anónimos que circulaban en la época es otra muestra del sentir del momento. A diferencia del discurso oficial, los papeles anónimos defendían sin tapujos el derecho al autogobierno, y en muchos casos llamaron directamente a tomar las armas en pos de la emancipación continental (8).

Las mismas tertulias entre amigos en La Plata se habían convertido en verdaderas reuniones de compañeros de filosofía, en las que se criticaban los vicios del mal gobierno, y donde con el tiempo se empezaron a tramar verdaderas conspiraciones contra algunas autoridades(9).
Los últimos sucesos en España significaron la coyuntura propicia para consolidar a nombre de Fernando VII el cautivo, anhelos largamente meditados de un gobierno propio. Los mismos revolucionarios vieron en esta salida fidelista una buena forma de evitar el desmoronamiento violento de sus planes mientras ampliaban sus redes en el resto del Continente. Hay que puntualizar que las providencias tomadas por la Audiencia Gobernadora durante los siete meses de su gestión en La Plata tuvieron un marcado carácter autonomista, ya que sus autoridades se alzaron incluso ante el Virrey, pretendiendo gobernar sólo ante Dios y el Monarca. Debemos pues tener presente que el pronunciamiento por la autogestión no implicaba necesariamente en un primer momento la separación de la Metrópoli, sino para una reducida minoría revolucionaria. Es decir que no se puede hablar de una ruptura drástica en el paso de la Colonia a la Independencia en Charcas, sino más bien de un proceso de transición progresiva con varios puntos de continuidad. De cualquier forma, no cabe duda de que el movimiento autonomista pre-emancipatorio iniciado en la Audiencia de Charcas era un síntoma claro de que el orden colonial había llegado a su fin, y de que dicho territorio quería "pertenecerse exclusivamente a sí mismo". Poco a poco se habían ido consolidando las posibilidades materiales y espirituales que cuajaron en la revolución de 1809, cuyo primer grito ha dado mucho de que hablar, aunque lo más interesante es sin duda identificar –más allá de los nocivos regionalismos– la voz o voces de las que emanó, y el alcance de su eco. En efecto, la visión de una América libre y sin fronteras llevó a varios revolucionarios de Charcas (chuquisaqueños, paceños, cochabambinos, etc.) gestores de la lucha por la emancipación, a trasladarse de un lugar a otro del Continente, donde tenían establecidos sus contactos (10), para propagar aquella visión premonitoria. El pronunciamiento por el derecho al autogobierno en La Plata fue en ese sentido una hábil salida política reformista y revolucionaria, cuyo ejemplo y principales actores sentaron en mayo de 1809 las bases legales de la emancipación americana.
Notas de referencia
(1) Pensemos por ejemplo en los trabajos de Gabriel René Moreno y de Valentín Abecia Baldivieso. Entre los aportes actuales más sobresalientes encontramos los de Estanislao Just Lléo y José Luis Roca.
(2)Cfr. GUNNAR MENDOZA, en: Revista de la Universidad de San Francisco Xavier, t. XX, nrs. 47-48, años 1956-1957, Ed. Imprenta Universitaria, Sucre, pp. 14-15.
(3) Cfr. ARNADE W. Charles, La Dramática insurgencia de Bolivia, Ed. Juventud, 5ta ed., La Paz, 1999, p.13.
(4)Cfr. "Informe de la Audiencia de Charcas a S. M, de 19 de octubre de 1809", trans. AHN: leg. 21 271, f. 13, en: ABNB: AGML, f. 76c. Aquí el Fiscal Miguel López Andreu -durante el Gobierno de la Audiencia sublevada el 25 de mayo-, expone una serie de razones para el desmembramiento de Charcas de la cabeza del Virreinato, subrayando los rasgos particulares de su territorio y las facultades de autogobierno.
(5)Cfr. "Proyecto político de reforma del Gobierno de España" (1797), "Discurso sobre la Mita en Potosí" (1793).
(6)Cfr. "Diálogo entre Don José de Alcalá, y el Procurador Patricio Malavia, etc.", en: ABNB: Mss GRM 19.
(7)El ABNB guarda algunos inventarios de aquellas bibliotecas, en los que figura la obra de Locke, Bossuet, Grocio, Pufendorf, Montesquieu, Calvino, Mariana y Suárez entre otros. Hace poco encontré en Sucre un ejemplar del s. XVI del Nuevo Testamento traducido por Erasmo de Rotterdam con tachaduras de la Inquisición.
(8)Uno de los más conocidos es el "Diálogo entre Atahuallpa y Fernando VII".
(9)Ver por ejemplo la "Representación de Dn Manuel Antonio Tardío ante el Virrey en agosto de 1809", en: ABNB: Mss GRM 164.
(10)Buena parte de los revolucionarios de la época se movía entre Charcas y las Provincias del Río de La Plata. Existió también comunicación fluida por aquellos años entre el charqueño Juan Larrea Rodríguez Quiroga, líder del movimiento juntista de Quito y los hermanos Zudáñez y Lanza. Las conexiones entre movimientos esperan nuevas y útiles investigaciones.
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domingo, 13 de abril de 2008

25 de mayo de 1809



Enrique Bachinelo
Ex Senador y periodista boliviano que reside en San Francisco

Los intereses y las pasiones serán siempre los móviles que impulsan a los hombres a las más arriesgadas empresas y si a ellos se agregan los ideales, aunque solo alienten en el pecho de contados seres superiores, se tendrá una idea de la raíz psicológica de las grandes transformaciones sociales que se operan en el momento en que se presenten circunstancias favorables.

El 25 de Mayo de 1809 marca el inicio de la revolución Alto peruana que se extendería por todo el continente en el decurso de 16 años y que bañaron las tierras americanas con la sangre de miles de patriotas y la muerte de los chapetones que defendían a la monarquía española que por mas de trescientos años explotaron a estas tierras dignas de mejor suerte.

Muchos investigadores de los sucesos de Chuquisaca explican que la influencia de las ideas de la Revolución Francesa y las doctrinas de los enciclopedistas en la preparación del espíritu revolucionario en los abogados y estudiantes de la Universidad más famosa del continente, fueron el resultado de los sucesos de esa época. Pero, más lógico sería atribuir al descontento general contra las malas autoridades y los privilegios, la mayor proporción del fermento sedicioso que se formaba entre la población criolla y mestiza.

El marco del poder real en la villa lo conformaban: Ramón García Pizarro, descendiente directo del conquistador Francisco Pizarro, era el Presidente de la Real Audiencia y Gobernador de Chuquisaca, hombre de avanzada edad; Benito Moxó y Francolí, Arzobispo de Chuquisaca, estudioso e investigador, Boeto, Presidente de la Academia Carolina; a ellos se suma José Goyeneche, nacido en Arequipa y portador de un pliego de instrucciones de la Junta de Sevilla.

Se reúnen el 12 de noviembre de 1808: Goyeneche presenta los documentos que portaba, se discute y surgen las dudas: esa Junta de Sevilla no tenía la potestad de substituir al rey que estaba preso por Napoleón, además, se lo acusa de que habría tenido ciertas vinculaciones con Carlota Joaquina de Borbón reina de Portugal con sede en el Brasil, quien tenia pretensiones a las posesiones españolas. Salta el escándalo, las voces levantan el tono, insultos, amenazas y la reunión termina en discordia.

Goyeneche aun se detiene 5 días en Chuquisaca, arma todo un "despiole", causa confusión en el pueblo, y el 17 se marcha con dirección a La Paz. El Presidente y el Arzobispo quedaron solos frente a la hostilidad de la gente que repetía: "¡Quieren entregarnos a los portugueses!" "¡Traidores!".

Era Chuquisaca por aquellos tiempos uno de los centros mas intelectuales del continente y su Universidad, "reputada como la mejor del Nuevo Mundo" -según Muñoz y Cabrera- proyectaba sus luces a los cuatro costados del Virreinato y atraía a los mozos de Lima, Cuzco, Córdova o Buenos Aires, que iban para adquirir en ella ciencia y saber. De allí se lanzaron a la lucha revolucionaria los valores mas preclaros de América del Sur

Sabedores de los acontecimientos surgidos en el poder real, el grupo de rebeldes integrado por Jaime Zudáñez, abogado, defensor de los pobres; los hermanos Joaquín y Manuel Lemoine, Bernardo Monteagudo, "ciudadano de América", que llegó a ser posteriormente Secretario del General San Martín; Mariano Serrano, Manuel Mercado, Mariano Moreno, y muchos más, provocan el descontento desde las clases altas hasta el pueblo e inician una campaña de agitación por medio de panfletos anónimos, chismes y enredos que infunden la desconfianza y recelos en la masa. Discursos incendiarios en los corrillos universitarios. Esta agitación culmina en acciones de hecho el 25 de mayo.

Ese día se reunieron los Oidores en una casa particular y "después de larga deliberación, pasaron un oficio a Pizarro intimándole la entrega del mando" Pizarro ordenó el inmediato apresamiento de los Oidores y solo fue detenido el fiscal Zudáñez, porque los otros se dieron prisa para esconderse. Zudáñez fue cogido preso al entrar la noche y alborotaba dando voces anunciando que lo conducían al patíbulo, con la manifiesta intención de provocar la explosión que se venía preparando.

"Y sucedió lo que quería y esperaba que sucediese; alborotóse el pueblo, de por sí levantisco y en la ciudad hubo gran movimiento de gente que acudía a la plaza principal y a la Audiencia. Muchos se subieron a los campanarios y comenzaron a echar a vuelo las campanas; otros prendían fogatas en las calles. Desde la Audiencia disparaban cañonazos y descargas de fusileria para amedrentar pueblo. Pizarro ordena la libertad de Zudáñez, pero ya el pueblo se había amotinado y atacaron la Audiencia y tomaron preso a Pizarro; salió éste escoltado por la muchedumbre y conducido por los revolucionarios. Nadie salió herido, no se derramó una gota de sangre" cuenta René Moreno.

Daban las 12 de la noche y a esa hora se abría una nueva era y no de venturas, para el pueblo conquistado, sometido y destruido por otro Pizarro y el prisionero, ante la gravedad de la hora, frente a los hechos precursores decía con melancolía: "Con un Pizarro comenzó la dominación de España; con otro Pizarro principia la separación".Nuestro ferviente homenaje de admiración y respeto al valeroso pueblo de Chuquisaca hoy Sucre. Los augurios de mejor suerte y que el porvenir le depare mayores triunfos. "Los pueblos que olvidan su historia, están obligados a repetirlo."


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DECLARACIONES FAVORABLES A LA REVOLUCION DE MAYO



Estas son las declaraciones favorables a la revolución de Mayo, de uno de los protomártires paceños
Y son varias… de los otros complotados


Transcripción y comentario de:
Sergio Villa Urioste
Socio de la Sociedad Geográfica y de Historia "Sucre" -Bolivia-

Don Juan Basilio Catacora, en sus declaraciones a las autoridades judiciales españolas, así respondió a algunas de las preguntas que le hicieron:

“…Que con motivos de haberse advertido en la Ciudad de La Plata el movimiento de sublevación acaecido el veinte y cinco de Mayo de este año…”

“…y después de haber discutido sobre los acontecimientos de la Ciudad de La Plata acordaron unánimemente sostener ilesos los derechos de don Fernando Septimo, baxo cuyo sagrado nombre trataban de invertir el orden público imitando a los Suversores de Charcas…”

“…de haberse reunido el Declarante en la casa de Murillo con el Abogado Michel y el Amanuense Francisco Inofosa, comenzó el tercero hacer una exacta, y viva pintura de los sucesos de La Plata…”

“… de cuyas resultas acordaron por ultimo hacer un esfuerzo para imitar a los de la Ciudad de La Plata…”

¿Los paceños tenían que “hacer un esfuerzo para imitar a los de La Plata” porque no querían hacer la revolución?, ¿o por qué? ¿Tal vez no estaban muy interesados en ella y preferían hacerla con los cuzqueños? ¿Cómo podían hacerlo con los cuzqueños si éstos ya estaban en concordancia con los platenses?, ¿o eran proclives al Imperio?

El Profesor don Hilarión Acosta Rentaría en su obra “La Evolución en Bolivia”, nos informa que el Dr. Mariano Michel y don Tomás Alzérreca fueron a Cochabamba con el propósito de soliviantar a esa población, donde fracasaron. Posteriormente fueron con el mismo motivo a la misma ciudad otros emisarios que acompañaron a don Justo Pulido, los que tampoco consiguieron sublevarlos.

Mientras tanto, fueron “a La Paz otros dos comisionados, Gregorio Jiménez y Manuel Toro, cuya misión infructuosa causó enorme preocupación en la Audiencia y decidió enviar otros embajadores, fueron el abogado Mariano “malaco” Michel en compañía de su hermano el clérigo Juan Manuel Mercado y el Alcalde provincial Antonio Paredes, quien prosiguió al Cuzco con el mismo objetivo.”

El grupo de los directivos revoltosos, escogieron a Michel y Mercado, porque eran conocidos por ser convincentes cuando argumentaban.
La relación que nos da don Hilarión de estos hechos, nos comprueba que en La Paz no había mucho interés para unirse a la revolución de Mayo, pues en el primer intento no lograron convencer a los futuros complotados, recién en el segunda tentativa lo consiguieron, de ahí que el autor comenta: “incuestionablemente, Michel y el cura Medina fueron los artífices de la Revolución del 16 de Julio de 1809”.

Y lo dicho por don Juan Basilio Catacora certifica estos acontecimientos: “…de cuyas resultas acordaron por último hacer un esfuerzo…”

Continúa: “… quienes después de haber verificado su proyecto, y adoptado el sistema de Michel…”

Luego le preguntaron: “… ¿quales fueron las primeras disposiciones que así el Cabildo como la Junta Tuitiva, y su Presidente Murillo tomaron…?”:

Y respondió: “… acordó enviar en calidad de Comisionados y á imitación de la Ciudad de La Plata al Presbítero Patiño a la Provincia de Cochabamba, a don Josef Santos Rubio, a la de Arequipa, á don Joaquín de la Riva ala de Cuzco a la de Charcas al Cura Medina, y al Declarante a la de Puno, pa. (para) que conduxecen copia de la nueva constitución y procurasen hacer ver a todos los Cabildos y demas personas principales, que la causa de La Plata y la Paz habia sido justa…”

También en sus declaraciones a los jueces inquisidores, don Manuel Josef Cosio, alias el Mazamorra, nos corrobora la indiferencia de los paceños a levantarse contra los españoles, pues dijo:

“… que todos los habitantes debían seguir ciegamente las huellas de los de La Plata……… con otros varios excesos que se advirtieron el veinte y cinco de Mayo y consejando a todo este vecindario que despertasen de su letargo en que se habian yasido…”

Otra declaración que nos confirma el desgano, poco deseo y dudas que tenían en La Paz de participar en la conspiración, es la de don Juan de la Cruz Monje:

“… el Sor Intendente de Cochabamba sele ha unido con su Provincia, y ha auxiliado con Polvora, y Municiones; y si La Paz toma mano haran lo propio, y seguiran a las demas provincias…”

La apatía de los paceños de apoyar a la revolución de Mayo, no deja dudas luego de leer las tres declaraciones de los protomártires: “… por último hacer un esfuerzo…” – “… despertasen de su letargo…” – “… y si La Paz toma mano haran lo propio…”
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lunes, 7 de abril de 2008

SEVERO FERNANDEZ ALONSO

(Nacido en Sucre, 1849; Fallecido enCotagaita Potosí 1925)
Abogado, Político, Orador

Dr. Antonio Dubravcic Luksic
Socio de la Sociedad Geográfica y de Historia “Sucre”


Nació en Sucre el 15 de agosto de 1849. Hijo de un humilde hogar, debido a la precaria situación que pasaba su familia. Severo cayó enfermo a una temprana edad. Años más tarde fue internado en el convento para proseguir sus estudios de la teología, a la vez sirvió como monaguillo en la Catedral de Sucre, en disconformidad con el Derecho Canónico, fue el motivo por el cual el joven Fernández cambió su inclinación religiosa por las leyes, ingresó a la Universidad Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca. Graduándose de abogado en 1873.

En 1888, fue nombrado Ministro de Guerra, bajo la Presidencia del industrial Aniceto Arce. En el desempeño de ese portafolio por Decreto del 14 de noviembre de 1890, se hizo cargo interinamente del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto. Después de conducir las relaciones internacionales por más de tres meses renunció el 25 de enero de 1891.

Su posición social de potentado minero y con un prestigio político ponderable, el Partido Conservador o Constitucional decide llevarlo como candidato presidencial, en honor además, de respetar la sucesión presidencial que estuvo en el compromiso político. En esta ocasión, y como era de esperar, se materializó la victoria de los intereses minero terratenientes y Fernández Alonso fue elegido Presidente Constitucional de la República (gestión 1896-1899).

Durante su gobierno exigió a las máximas autoridades de los ministerios para que continúen las exploraciones a orillas del Acre, el resguardo aduanero para controlar la explotación de la Goma. En esta gestión se edificó el Palacio de Gobierno de la ciudad de Sucre, la catedral de La Paz y el puente del Río Pilcomayo. Promulgó la “Ley de Radicatoria” que enfrentó a La Paz y Sucre. La Presentación del Proyecto Federalista inició la revolución de 1898 en La Paz, pretexto que dio origen a la revolución liberal de 1899.

El criterio patriótico de Fernández Alonso relucía que estuvo en desacuerdo con el Proyecto Federal, y "La Convención Nacional reunida en Oruro resolvió mantener el régimen unitario". Esta posición ejerció una influencia en parte para granjearse el apoyo de la opinión pública en pro de una nueva nación. A mediados de diciembre los conservadores fueron derrotados y resignaron el poder tras la victoria de la Revolución Federal. El Partido Liberal había triunfado!.

Líder indiscutible del conservadurismo, durante la Revolución Federal de 1899, que generó la pugna económica-política entre potentados mineros y terratenientes. Sostuvo el centralismo unitario ante la querella coloreada de un fuerte regionalismo:

Las administraciones de Baptista y Severo Fernández Alonso, fueron los últimos años del conservadorismo que controlaron la vida política boliviana durante los años del siglo XIX. "Sus gobiernos pudieron haber sido de desarrollo y afianzamiento de la instituciones y de real progreso para el país, pero la tenaz oposición de los sectores caudillescos del Partido Liberal impidieron esas labores de progreso".

La guerra civil cerró un período del pensamiento político boliviano. Pero en realidad existe muy poca diferencia entre las actitudes generales y los principios fundamentales de las dos instituciones políticas, y que por razones históricas ambas generaron una posibilidad de desarrollo y crecimiento.

En 1914 Severo Fernández Alonso fue elegido Magistrado de la Corte Suprema de Justicia, donde se mantuvo por corto tiempo , renunció a sus servicios retirándose a vivir en Potosí. A pesar de sus longevos años nuevamente fue invitado en 1922 por el entonces presidente de la República, Dr. Bautista Saavedra, para que se haga cargo por cuarta vez de la cartera de Relaciones Exteriores y Culto, por D.S del 11 de marzo de 1922. Dimitió el 14 de diciembre de ese año.

Saavedra consideró a Severo Fernández de excepcional talento, sagaz y conciliador y quién en sus más avanzados años desempeñó todavía con lucidez y extraordinaria visión, misiones delicadas ante los gobiernos de la Argentina y Chile; asimismo, por Decreto de 2 de mayo de ese año, creó el Consejo Consultivo, compuesto por varios representantes para el manejo y diseño de la Política Exterior.

En su trayectoria diplomática varias veces fue asignado en importantes misiones, tal es que en 1909 fue designado por el presidente Villazón Ministro Plenipotenciario de Bolivia ante el Gobierno de Lima, en esa capital firmó el PROTOCOLO DE LIMITES entre Bolivia y el Perú el 30 de marzo de 1911. Por Bolivia Severo Fernández y por el Perú el canciller Dr. Germán Leguia. Posteriormente, con el mismo rango fue enviado a la República de la Argentina.

Fue encomendado por el Gobierno boliviano para discutir la cuestión de límites entre Argentina y Bolivia. A través de la Conferencia Alonso-Busch. Esta conferencia estaba prevista para esclarecer el Tratado Pinilla-Rocha y el desacierto del perito demarcador boliviano Benavides, quién no advirtió las incongruencias que acarrearía sobre la fijación de limites equivocándose al aceptar las juntas de Torohuaico. Dice al respecto internacionalista Miguel Mercado, "El comisario Benavides no advirtió o ignoró que dicha confluencia no existe; que en las juntas de Torohuaico se reúnen los ríos Sococha y Torohuaico y en la Quiaca y Yanalpa y que tales hitos levantados en pleno territorio boliviano acarrarían de nuestra soberanía al pueblo de Sococha y las líneas de Salitre y Yanalpa con una extensión superficial de cien kilómetros cuadrados”.

Con ello termino la misión encomendada al estadista Fernández Alonso, que desplegó toda su buena disposición al servicio de Bolivia. De no haberse producido la crisis ministerial de Bolivia en 1915 y la muerte del presidente argentino Roque Saenz Peña, habría concluido satisfactoriamente la negociación. Y tuvo su aparente paréntesis con la llegada del diplomático argentino a La Paz para gestionar confidencialmente ante la Cancillería boliviana una línea divisoria. En ese entonces el canciller Víctor E. Sanjinés prefirió radicarlas en Buenos Aires donde se encontraban el Dr. Villazón, porque don Cuesta Acuña fue retirado por su gobierno.

Ya octogenario Severo Alonso otrora líder del Partido Conservador en los años 20, seguía manteniendo su distinguida personalidad y además respetado por muchos políticos que representaban la nueva generación.

De las ironías políticas de la vida de este personaje, E. Diez de Medina comenta en uno de sus fragmentos literarios: "Cuando encorvado ya por los años, don Severo empezaba un día a descender por la escalera del hotel donde se hospedaba, don Macario Pinilla, ex Ministro del Gobierno de Alonso, a quien abandonara para formar parte de la junta de la revolución de La Paz, le brindó apoyo diciéndole - le ayudare a bajar?- don Severo respondió prontamente con aquella su vivacidad e ironía admirable- iNo será la primera Macario!. Y en efecto, le había ayudado ya a bajar del gobierno en 1898".

Este pasaje fue una de sus últimas anécdotas de su vida, hasta que se retiró de la vida pública tiempo después falleció en la Provincia de Cotagaita, el 1de agosto de 1925.

LA REVOLUCION FEDERAL
La Ley de Radicatoria del poder Ejecutivo en la capital Sucre”, que aprobó el Congreso que se reunía en Chuquisaca en 1898, fue la chispa que encendió la hoguera del enfrentamiento regional.
"Entre tanto, el Congreso de 1898, sesionaba normalmente, hasta que en la sesión del 31 de diciembre un grupo de diputados conservadores, presentó un proyecto de ley, por el cual se obligaba al Poder Ejecutivo a residir permanentemente en la capital de la República.

Esta actitud de los diputados conservadores fue interpretada por los liberales como una hostilidad y se fundaba en lo que había ocurrido en marzo último, cuando se había planteado en el seno del Concejo Municipal de La Paz, la cuestión de la visita del Gobierno, y la desgraciada actitud del pueblo de Sucre que provocó incidentes desagradables para el mismo Gobierno, ocasionando la renuncia del Ministro don Macario Pinilla y además el desistimiento del Presidente Alonso de visitar La Paz en su calidad de Capitán General del Ejército y regresar a Sucre desde Oruro.

Pero los representantes nacionales temieron que una vez clausurado el Congreso, el Gobierno de Alonso insistiera en su visita a La Paz por lo cual resolvieron presentar el proyecto llamado de radicatoria Y ante la evidente aprobación de este proyecto que constituía un reto a La Paz, la representación liberal y el Coronel Pando, con un espíritu tranquilizador quisieron sustraer a su partido de esa lucha provincialista que desgraciadamente se había iniciado en el seno del Congreso Nacional y que había repercutido tan hondamente entre dos pueblos hermanos.
Como emergencia de esa delicada situación, Pando reunió a los representantes chuquisaqueños y paceños el 4 de noviembre para ver la manera de atenuar las asperezas que se presentaban.
Pando había planeado la cosa de tal manera, que se puso de parte de esa ley de radicatoria, que al final sería la chispa para que se inicie la rebelión que buscaban los liberales, ya que si no se aprobaba la citada ley o el gobierno la vetaba, el pueblo de Chuquisaca se alzaba contra el gobierno y se ponía a las órdenes de su Senador el Coronel Pando, y si se aprobaba la ley y el Gobierno no la vetaba se alzaba La Paz y ponía sus tropas a las órdenes del paceño coronel Pando que en esos momentos no se podría negar a defender su terruño.

Ante el fracaso del Gobierno para hacer que fuera retirado el proyecto de radicatoria, fue aprobado por el Congreso y el Presidente Alonso no tuvo más remedio que promulgar la Ley, sabiendo que había caído en una trampa que le traería muchas dificultades. Y así fue, al aprobarse la ley, la delegación liberal se retiró del Congreso y los paceños que representaban a otros distritos, como Pando, también fueron abandonando sus escaños.

Los ministros paceños renunciaron, así como muchos funcionarios de la administración pública. La delegación paceña el momento de abandonar el legislativo, presentó un proyecto de ley que creaba el régimen federal en Bolivia, siguiendo ya las instructivas del Concejo Municipal de La Paz que en una Asamblea o Cabildo Abierto lo había proclamado como su bandera política. El día 13 de noviembre de 1898, se organizó en La Paz el Comité Federal, siendo designado su presidente el Dr. Fernando E. Guachalla y formado por los principales y más ilustres personajes no solamente del liberalismo sino también del partido conservador.

Este Comité dirigió a los representantes paceños un telegrama imponiéndoles la presentación al Congreso de un proyecto de Régimen Federal que como se dijo fue presentado antes de que la delegación liberal se retire. También se dirigió una comunicación al Presidente de la República pidiéndole la reunión de un Congreso Extraordinario para tratar de la reforma federal de la República. El texto de esa petición fue el que sigue: “El departamento de La Paz, representado por su Comité Federal, compuesto de los partidos Constitucional y Liberal, desea el noble propósito de evitar colisiones entre el pueblo y la autoridad, haciendo uso el derecho de petición, solicita: la inmediata convocatoria a un Congreso Extraordinario, en la ciudad de Oruro, en el perentorio plazo de sesenta días para que considere y resuelva el proyecto de ley sobre reforma del sistema de gobierno, bajo el régimen federal; y solicita también se suspenda los efectos de la Orden General, que ha puesto en receso las guardias nacionales. La falta de respuesta a esta patriótica solicitud, su aplazamiento o cualquier evasiva, importará una negativa, de cuyas consecuencias no será responsable el pueblo. Esta es, señor Presidente, la opinión unánime manifestada, de perfecto acuerdo con la Honorable Representación Departamental, en bien de la República y en resguardo de los derechos de este pueblo”.

Además el 7 de diciembre de 1898, corroborando lo anterior, un grupo de Representantes Nacionales encabezados por don Federico Zuazo, don José Santos Machicado, don Abel Iturralde y otros, también dirigieron el siguiente oficio al señor Presidente de la República: “Los suscritos Representantes Nacionales, de acuerdo con el Comité Federal, han resuelto manifestar a usted que es exigencia de carácter inaplazable la inmediata convocatoria a un Congreso Extraordinario, para que se ocupe del proyecto de reforma federal, presentado a la última legislatura. La situación convulsionada de todo el departamento, podrá modificarse en caso de que el Poder Ejecutivo reúna dicho Congreso Extraordinario en la ciudad de Cochabamba u Oruro, en un plazo que no pasaría de los sesenta días”.

"Los suscritos creen servir los intereses nacionales, proponiendo la favorable acogida de esta indicación, que consulta la tranquilidad y concordia boliviana. Cualquier evasiva o demora en su aceptación, implicará un rechazo, cuyas funestas consecuencias, en ningún evento recaerían sobre el pueblo de La Paz. Asimismo, expresan al señor Presidente de la República, la necesidad de que se derogue la Orden General de suspensión de Guardias Nacionales del departamento, como único medio de calmar la indignación pública".

La respuesta del Gobierno comunicada por medio del Prefecto de La Paz, señor Serapio Reyes Ortiz, motivó una réplica altanera y revolucionaria del Comité Federal en sentido de no tomar en cuenta los telegramas de respuesta del Gobierno; y proclamando la regeneración de Bolivia bajo el régimen federal. El 12 de diciembre se constituyó una Junta de Gobierno Federal integrada por el Prefecto Serapio Reyes Ortiz, el Coronel José Manuel Pando y el Dr. Macario Pinilla y como Secretario General el Dr. Fernando Eloy Guachalla.

Esta Junta designó al General Eliodoro Camacho, General en Jefe del Ejército, al Coronel Fermín Prudencio Jefe de Estado Mayor General, al Coronel Ismael Montes Sub Jefe y al Sr. Zoilo Flores, Ayudante General.
Así, con esos antecedentes nació el movimiento revolucionario de La Paz, contra el Gobierno del Dr. Severo Fernández Alonso y el régimen conservador que desde los tiempos del Presidente Pacheco había constituido una oligarquía gobernante. La revolución Federal ya estaba pues planteada y comenzó su ejecución y su lucha en busca del poder.
Con los antecedentes enunciados en el capítulo anterior y la constitución de la Junta Revolucionaria, el pueblo de La Paz se preparó febrilmente para la lucha. Mientras tanto Pando había salido de Sucre y llegado a Oruro para preparar la insurrección en esa ciudad, pero allí los gobiernistas recibieron órdenes de capturarlo y enviarlo preso a la Capital, cosa que no pudieron hacer pues el Coronel avisado de que lo buscaban se fue a Sica Sica, donde recibió un correo de La Paz avisándole haber sido designado Miembro de la Junta Revolucionaria y dándole cuenta de los sucesos del 12 de diciembre. Pando estuvo al principio un tanto renuente a aceptar el alzamiento de La Paz, pero ante los hechos ya consumados aceptó la revolución liberal en vista de la urgencia que había de defender su ciudad natal, y adquirió pues, el compromiso de poner toda su energía y capacidad para ello.

Mientras tanto, el Presidente Alonso el 10 de diciembre había salido de la Capital de la República, con intenciones de buscar la conciliación y avenimiento con la Junta Federal, sin tener una exacta noticia de la verdadera revolución, puesto que las noticias eran confusas en Sucre, no obstante que las autoridades de varios departamentos habían recibido órdenes de captura para Pando y otros elementos liberales.

Esta falta de decisión del Presidente que demoró demasiado en aproximarse a La Paz con sus fuerzas, al parecer sin darle la importancia que merecía el levantamiento, mas bien tratando de llegar a algún arreglo con los paceños, salvó a la revolución, puesto que La Paz solamente contaba con 215 rifles y las barricadas se estaban por comenzar a construir así como se estaba organizando el ejército y por lo tanto sus posibilidades de éxito contra el Gobierno eran remotas.
Y en realidad, el ejército de Alonso en lugar de dirigirse a El Alto de La Paz, y atacar resueltamente la ciudad cuando sus avanzadas ya estaban en el alto de Chacaltaya recibieron órdenes de replegarse hacia Viacha, donde se concentraron todas las tropas esperando la llegada de refuerzos. Por otra parte también falló a Alonso la logística militar y tuvo que esperar recursos y otras vituallas que por razones no bien establecidas no llegaron oportunamente; lo cierto fue que perdió la oportunidad de ocupar La Paz y reducir a sus defensores. Entre tanto, la Junta Revolucionaria pasaba momentos de angustia en espera de las armas que se habían comprado al Perú: 1.500 rifles y dos cañones pequeños, pero como las fuerzas contrarias desde Viacha no podían controlar los caminos del lago Titicaca a La Paz, tampoco pudieron impedir que las armas llegaran y que los contingentes de voluntarios que acudían de las provincias se incorporaran al ejército revolucionario, organizándose la defensa en forma lo más precisa posible.
Pando salió de la ciudad y se situó en El Alto en espera de un ataque de Alonso contando ya con un ejército armado y las montoneras de indios que se plegaron a ellos y que comenzaron a hostilizar al enemigo. El Coronel Clodomiro Montes con una pequeña fracción del Ejército revolucionario avanzó hasta Pucarani, atacando sorpresivamente y destrozando un escuadrón del Regimiento Bolívar el 17 de enero de 1899. Por medio de los indígenas supo que de Oruro habían salido los refuerzos y vituallas para el Ejército de Alonso y entonces Pando organizó una brigada de 148 hombres para interceptarlos y así fue que en el lugar denominado Chacoma, a pocos kilómetros del campamento de Viacha, atacaron las avanzadas de Alonso, ocasionando el avance del ejército revolucionario hasta Cosmini en busca del convoy de los gubiernistas, pero en vista que no llegaban dentro del plazo calculado, Pando ordenó al ejército seguir por el camino a Ayo Ayo con el objeto de interceptar el convoy y las fuerzas que lo custodiaban y así fue que en el lugar denominado "Crucero" el comando de las fuerzas revolucionarias preparó un plan de combate contra los alonsistas que se sorprendieron de la presencia del ejército paceño y trataron de volverse, pero en eso se produjo el ataque y los revolucionarios concentraron sus fuegos sobre las mulas de las carretas, matando gran parte de ellas, por consiguiente carretas y cargas quedaron paralizadas y los gubiernistas no tuvieron mas remedio que rendirse.

José Aguirre Achá, en "De los Andes al Amazonas", "recuerda este acontecimiento armado del 24 de enero de 1899 y relata así el posterior descenlace: "Derrotado el Escuadrón "Sucre" con parte del "Monteagudo" y un piquete que conducía elementos bélicos para el bombardeo de La Paz, quedaron asilados en el templo de Ayoayo más de treinta soldados, heridos en su mayor parte, a cargo de tres sacerdotes, el de Viacha, el de Ayo-Ayo y el Capellán del Cuerpo. La ferocidad de los indios, fermentada hacía largo tiempo con los ultrajes de los que fueron víctimas durante la guerra civil, encontró cómoda presa en los derrotados, sacrificándolos en los mismos altares de la Iglesia, como término de la fiesta bacanal que el pueblo aterrado contemplara durante cuarenta y ocho horas. Yo mantenía vivo aún el recuerdo de la dolorosa impresión que me causó ese proscenio, cuando pasé por él a los dos días del suceso, con el ejército revolucionario".

Después de esa acción -continúa Ramón Salinas-, el Presidente Alonso que se había trasladado con sus tropas a Oruro, se negó a todo avenimiento “…y tan sólo accedió a convocar a un Congreso Extraordinario sin decir dónde ni cuándo. Pando en un telegrama en Caracollo el 6 de marzo de 1899, le hizo ver su error al cerrar las puertas de una pacificación, pues Alonso se negó a renunciar la Presidencia y no tomó en cuenta la posibilidad y el peligro que significaban los indios sublevados. Ante esta actitud de Alonso y no obstante su buena voluntad de evitar derramamiento de sangre entre hermanos, Pando tomó el Comando General del Ejército y con su Jefe de Estado Mayor, el coronel Ismael Montes, dispuso el ataque de las fuerzas alonsistas de Oruro. Y el día 10 de marzo de 1899 a las siete de la mañana se puso en marcha el ejército sobre Paria, para luego el día siguiente atacar a Oruro. Por su parte Alonso avanzó de Oruro el mismo día 10, para encontrar y destruir en Paria a las fuerzas revolucionarias de Pando. Ambos ejércitos se encontraron a las tres de la tarde en el campo del Crucero de los caminos de Paria y Caracollo. El ejército del gobierno contaba con 1.952 hombres y el de Pando con 1.795. La batalla duró una hora y media. Ambos ejércitos lucharon como leones y al final de la tarde el Coronel Ismael Montes entró victorioso al pueblo de Paria con el abundante botín tomado al gobierno”.

Ante esta derrota el Presidente Alonso regresó a Oruro y en la noche tomó el tren con destino a Antofagasta, mientras que Pando al día siguiente ocupó Oruro.

Con esas acciones se estableció La Paz como sede del poder Ejecutivo y empezó una nueva etapa en la historia de Bolivia, facilitándose, además, la ascensión a la Presidencia de la República del Coronel José Manuel Pando y el predominio liberal en Bolivia hasta la segunda década del nuevo siglo, aunque el "régimen federal" no prosperó en los hechos.


Bibliografia
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Loayza Joaquín: “Agua del Inisterio” Número Cuatro. Publicación de Fundación Cultural de Mutual La Plata
Roca José Luis: Fernández Alonso Severo” Diccionario Histórico de Bolivia Edit. Túpac Katari Sucre 2002
Condarco Morales Ramiro “La Guerra Federal” Cimientos de Chuquisaca Soboce La Paz 2001
Loayza Joaquín; ”Los derechos de la Capital de Bolivia como asiento de los órganos del poder publico de Bolivia” http://sucrecapitalidadplena.blogspot.com
Sánchez S, Gonzalo “Breve historia de la Guerra Civil (1898-1899) http://sucrecapitalidadplena.blogspot.com/

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